Gritó el mar
lisonjas castellanas,
se cubrió de rubor
la piel desnuda
sometida,
llegó la ola rival
envidiosa de la
entrega
y con furia salvaje
la arrojó sobre la arena.
No se rindió el cuerpo
al embate
con hilo purpúreo
corriendo por sus senos
se abrazó en profundidad
con el océano.
Ah, este poema cuando decís lisonjas castellanas, me parece escucharlo de tu voz, con tu excelente dicción.... Hermoso!!
ResponderEliminarLily Chavez
HERMOSO TU BLOG LEILA...SUBLIME...
ResponderEliminarLeila. Hermoso tu blog y tus poemas. Felicitaciones.
ResponderEliminarTe envío la dirección de mi Web, me agradaría tener tu banners en mi página.
Besos